27 oct 2008

Printschipessa.

Una gota roja de rocío,
labios carmesí y sangrantes,
una mirada infame e inocente.
Y ella era su propia princesa.

Ya no le importaba,
se había olvidado y quería seguir.




Tenía un pasado pisoteado
y un presente para vivir.

De la confianza perdida
a la inseguridad abrumadora.
Su quebrantada felicidad
ya pronto se disolvía.

Y ella, aún, era su propia princesa.

La lágrima que se escurría,
nadie podía ver.
Su orgullo perfumado de rosas,
creaba barreras.

No más infancia, se decía.
Quiero crecer, y no sufrir.

Y no se vio,

no se sintió,

dejó de ser su propia princesa,

y no pudo ser la de nadie.
















24 oct 2008

Une vie pleine d'espoir.

Decían por ahí que luchaban. Sí, que aún tenían energías para cosas como esa. Nadie entendía muy bien quiénes eran, o qué buscaban, pero todos sabían eso. Ridículo, ¿no?Aparecían caminando despacio, seguras, y se acercaban. Te sonreían -como sonreían antes, no estas sonrisas parcas de ahora- y te miraban. No, no te miraban, te veían. Te conocían. Y después te murmuraban al oído "No todo acabo".¿Quiénes eran?Nunca supimos de dónde vinieron, pero si tenemos registro de adónde fueron. Libertad. Aún flamea la palabra entre las sinuosas calles. Y se escuchan los ecos. Pasos, risas, carcajadas.Fueron libres, y por lo tanto, felices. Eligieron, lucharon, creyeron. Y todo nos sonó extraño. Pobres los que se durmieron en sus propios sueños, y miserias. Ellas ya pasaron, y dejaron una huella -una vida que se lucha, es una vida que se gana-


Julie Cerise Photography.

21 oct 2008

Dans la vie.

Solo una palabra,
a medida que caigo.
La palabra es amor,
si mal no recuerdo.


Y podré sonreír mañana,
alimentando a los cuervos,
que sin duda no saben,
que mi pena es su alimento.



























Martin Stranka Photography.

19 oct 2008

Les amants du n'importe quoi.

Ella solo quería morirse. Él, también. Ella no sabía a dónde ir. Él no sabía de dónde venía. Hasta que se cruzaron. Ella descubrió que él era perfecto en todo sentido. ¿Humano? No estaba muy segura. Se enamoró. Él descubrió que ella era imperfecta en todo sentido. Definitivamente humana. Y siguió caminando.Ahora, ella quiere morirse porque el corazón se le murió hace rato en una calle poco transitada, después de haber visto al único dios terrestre. Él quiere morirse porque dejó pasar al único par de ojos que lograron confundirle los pensamientos y desconfigurarle los latidos del corazón.Ella espera, respirando el poco aire que necesita, esperando la lágrima que no termina de caer al suelo. Él gira aturdido, todavía pasmado por la revelación. Ella cierra los ojos a la espera de, ¿de qué?De él, que ya viene corriendo para no volver a dejarla ir.




























No me cuentes una historia, que la vida aún tiene muchas más para hacernos vivir.
Marie Hochhaus Photography.