25 mar 2010

valse avec le temps.

El tiempo es una cosa muy curiosa. Nunca se sabe cómo pasa, pero siempre comentamos lo rápido que lo hace. Aparece, saluda, y cuando menos lo esperamos, se va.
Cuando estamos aburridos, se deleita con nuestras miradas apesumbradas y suspiros fastidiados, y camina a paso de tortuga. Un minuto se transforma en un siglo. Sin embargo, cuando estamos contentos, entretenidos, disfrutando, el muy sinvergüenza juega carreras con el viento y corre a una velocidad inhumana. Aquel minuto se transforma en una milésima de segundo.
Nunca lo comprendemos y siempre andamos revisándolo, no vaya a ser cosa de que nos despistemos y haga de las suyas.
El tiempo es pícaro. El amigo de una amiga de una conocida que me prestó un libro donde ese amigo es un personaje, me contó que se peleó con el tiempo. Tuvieron una larga y acalorada discusión. El tiempo no cedió, y este amigo refunfuñó en todos los idiomas que conocía. Y, por supuesto, el tiempo se enojó y decidió no pasar por la casa de este amigo nunca más. Nunca jamás de vuelta. Y helo allí a este amigo. Para él son siempre las seis de la tarde y vive en una infinita fiesta de té, merendando una y otra, y otra vez el mismo té de frutos rojos y degustando siempre los mismos pasteles.
El tiempo juega con nosotros. Nos distrae, pero con cuidado de que no nos avivemos. Nos controla, pero con una sutileza propia a su estilo. Nos sofoca y casi siempre nos hace olvidar por qué lo necesitábamos en primer lugar. Un momento, ¿lo necesitábamos?
Y cuando nos dimos cuenta, el tiempo voló y solo nos preocupamos por él.




23 mar 2010

la vie quotidienne.

“It is better to be hated for what you are than loved for what you are not.”

— André Gide






12 mar 2010

chanson de mer.

¡Ahí estaba, otra vez, esa música!
Dejó caer el libro que tan meticulosamente estaba leyendo y se incorporó de un salto.
- ¿Qué te pasa, Tomás? - Preguntó su padre, alarmado por el abrupto movimiento.
Tomás hizo caso omiso y escuchó con atención.
Giró la cabeza un par de veces con ojos ávidos, tratando de captar el origen de aquella música. Pero la playa estaba bastante vacía aquel atardecer. Cerró los ojos e hizo un esfuerzo por identificar de hacia dónde soplaba el viento.
Sur.
Dio media vuelta y comenzó a correr hacia el norte, trastabillando varias veces y hundiéndose considerablemente en la fresca arena.
Corrió y corrió, dejando atrás a las pocas familias que estaban jugando a las cartas o buscando cangrejos, alejándose cada vez más de la ruta y escuchando, cada vez más fuerte, aquella curiosa melodía que se repetía sin cesar.
Cuando la respiración se le comenzó a entrecortar y la garganta, a pedirle un buen trago de agua, dobló por una pequeña península que formaba la costa y se detuvo. La música era ahora muy fuerte.
Observó aquel diminuto golfo, apreciando las gigantes rocas sobre la costa, y las montañas escarpadas que hacían de acantilado.Y sin embargo, no vio a nadie.
Pero un pensamiento le asaltó la mente.
Con cuidado, y tratando de hacer el menor ruido posible, se acercó a la formación de rocas.
Se asomó. Un viento repentino, con mayor fuerza de la normal, lo despeinó.
Es el día de hoy en que Tomás no sabe si lo que vio fue algo real o un producto de su imaginación. Los recuerdos son borrosos, en términos de percepción de la realidad, pero lo que si recuerda con nitidez es el áura, el halo de magia, o de sobrenaturalidad, que abarcó todo durante esos minutos.
Allí, sumergida en el mar hasta la cintura y dándole la espalda, había una joven, de larga cabellera rubia, que tocaba una flauta de madera mirando hacia el horizonte. La calma que reinaba en el lugar era casi tangible.
Desde donde estaba pudo notar que sus ojos azules, tan azules como el mismísimo mar, estaban embebidos de una nostalgia y anhelo profundísimo. Y mientras tanto, aquella melodía lo hipnotizaba más y más.
Ansió verla de más cerca y al tratar de trepar aún más la roca, resbaló, cortándose apenas el talón.
Maldijo entre dientes y desvió la vista para analizar el daño.
Y cuando volvió a levantar la vista, la chica había desaparecido.




1 mar 2010

don quixote.

So we left La Mancha
Headed out for higher plains
Me and Sancho Panza
Looking for adventure
Rosinante at the reins
To the windmills answer
You'll never be lonely
You'll never be lonely ever again
You'll never be lonely
You'll never be lonely again
I heard you never get wet in Spanish rain
So they sent the doctor, for examining my brain
Said he's not too clear
Oh when the world,
when the world just seems, a little bit too cruel
Gonna leave it better
Make one better
So tell that princess
Tell that princess right down the train
Tell that princess
She'll never be lonely again
I heard you never get wet in Spanish rain
Ooh, ooh
I heard you never get wet in Spanish rain
I heard you never get wet in Spanish rain
Woo ooh, Wooh ooh
Heard you never get wet in Spanish rain
 



Amazing...